Ginestra por Tuning



Algunos sueños se cumplen, y a veces esos sueños se cumplen en sueños. Viajaba en el tiempo a una reunión de trabajo. Llegaba a esa sala de no sé qué edificio a presentar no sé qué y no sé a quién para no sé qué concurso. Salía mi familia de &Rosàs. Recuerdo a Isahac y a Jordi, pero solo veía a Nacho.
            Salía con su parsimonia. Fui directo a saludarle. Tenía un aspecto increíble, inmaculado. Estaba justo en su peso y no habían marcas de acné, tenía la piel fina y del color de quien ya es eterno. Me acercaba feliz pero triste. Yo venía del futuro y sabía lo que iba a pasar, él no. Yo no quería contarle, para qué. Llevaba tiempo sin verle desde mucho antes de aquello tan injusto. Le abrazaba aún sabiendo que los abrazos le cuestan. Él reía de que no le soltara. A mí me daba igual su incomodidad. Pero él entendió que era necesario para mí.
            Me abrazó como el que hace tiempo que no te ve, yo le abracé tan fuerte como el que nunca más le volverá a ver. O sí, no todos los sueños se cumplen, pero todos los días se sueña.

Nacho Ginestra — 18.02.23