Ginestra por Marcel Juan



No quiero ser muy redundante en lo que todos ya sabemos: que era una persona excepcional, de una humanidad prodigiosa y con un talento fuera de lo común. Eso es evidente para todos los que le conocimos y los que no tuvisteis la suerte os lo podéis imaginar.
            Si voy a lo particular, de él me gustaba mucho el tono, la cadencia de su voz y el surrealismo de sus historias, al filo de lo poético, lo irónico y lo extraordinario. Siempre conseguía sorprenderme. Quizás por eso trabajando con él me sentía como en casa. Con Nacho (y con Patri, Xavi, Isahac y Mercedes) nos fuimos a Nueva York a hacer una campaña, creo que la primera de &Rosàs para una conocida marca de ginebra. Fuimos con poquísimos medios y volvimos con una campaña deliciosa. O yo me lo pasé tan bien que me hace pensar en el viaje y el resultado con muy poca objetividad. Recuerdo que dormimos en un hotel extremadamente pequeño con pretensiones de decoración de interiores al que Nacho describió como una cárcel diseñada por Lázaro Rosa-Violán. Razón no le faltaba. Humor tampoco.

Nacho Ginestra — 18.02.23