Ginestra por Javier Eraso



Nacho solía compartirnos una historia de sus días en la Massana: un profesor le había dicho que algo bien hecho siempre debía tener lugar para algún error. Por eso, nos pedía que no tuviésemos miedo a agregar intencionalmente errores o imperfecciones en los trabajos de la agencia. 


“Algo bien hecho siempre debe tener lugar para algún error.”

Al principio, esto parecía extraño, viniendo de alguien tan meticuloso como él. Con el tiempo, entendí que lo que quería transmitirnos era que en la búsqueda de la excelencia debía haber espacio para el fracaso o los accidentes. Estos pequeños errores o virus, como él los llamaba, hacían las cosas únicas y más memorables, más humanas.
            Este consejo no solo me sirvió en el trabajo, sino también fuera de él. Aceptar que los errores y el caos nos hacen ser quienes somos, nos permite hacer sin ser pretenciosos y disfrutar más de las cosas, en el camino de encontrar una voz propia. Algo que Nacho, sin duda, sabía hacer muy bien.

Nacho Ginestra — 18.02.23